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sábado, 13 de noviembre de 2010

Vacuidades mugientes

Vaciar al peronismo sería el sueño de King Kong, si acaso los monos supieran soñar o hacer algo más que trepar monoblocks, derribar aeronaves vetustas o imitar a los hombres. ¿Pero cómo empezar siquiera? ¿por cual “peronismo”? ¿el de allá? ¿acá? ¿más allá?
El peronismo no puede ser liquidado (ni siquiera negado) porque no existe. El gran legado de Perón fue dejar un país apoyado en un signo vacío, un signo elusivo, capaz de mutar más rápido que los virus diseñados en compañías publicitarias por las farmacéuticas internacionales. Un signo capaz de volverse cualquier cosa... precisamente porque esta vacío. Peronista puede ser, es, podría ser, De Narvaez; D' Elia; Chiche; el Turco; lanchita Scioli; Capusoto; ¡hasta el Tetris es peronista!!
Gran ventaja de una estructura indestructible y “condenada al exito”, como dijese la cabeza más grande del peronismo vacuo. Es fácil, no se puede destruir lo que no se sabe, lo que no se puede ver, capturar, comprender, determinar. Por eso es que en un país tan grande, con tanto pasto y vacuidades mugientes, cambiar un gobierno, incluso vender la ilusión del cambio mismo como podría ser el lema de campaña de la Unidad de Célebres Retrasados, no importa más que si las vaquitas cambiaran el fondo blanco con manchitas negras por fondo negro con manchitas blancas. Cada cuatro años (por ahora) el gran ganado patrio es acarreado a las rezongadas o mugiendo alegre y retozón, hacia la faena cutrianual en que se le pide haga acto de presencia para poder volver ordenadito y ordeñado a sus quehaceres vacu(n)os.
Cada tanto las vaquitas se espantan cuando el olor fuerte o los gritos histriónicos del patrón azuzan los borregos, pero siempre detrás de la mente vacuna está el horizonte sin fin de la tierra patria, lisita y sin grandes sobresaltos, con mucho pasto y poco tiempo para perderse preguntando.
Gran proyecto el del General y la Generala, un país lleno de vacas con gorro de obrero, y torinos colorados (perdón rojos) para ir de paseo los domingos, y torinos tintos para soliviantar a las hembras paridoras renegadas, y para endulzar la siesta nacional que tanto supo cultivar el padre de la patria.

¡argentinos (y argentinas) salud! ¡por doscientos años más de peronismos y vacuidades!!

El gorila peronista

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